La variedad de tarritos infantiles que podemos encontrar en supermercados, farmacias, parafarmacias, tiendas online o tiendas especializadas es muy elevada. Si a esto le añadimos las diferentes composiciones de cada una de ellos el quebradero de cabeza está servido.

¿Qué deberíamos tener en cuenta en el etiquetado cuando compramos tarritos para poder dar a nuestro bebé una alimentación sana, equilibrada y diversa?.

  1. Que la materia prima sea ecológica: con ello reduciremos su exposición a sustancias químicas tales como pesticidas, herbicidas, hormonas, antibióticos y otros aditivos sintéticos.
  2. Evitar referencias con sal o azúcar añadido. Los ingredientes per se ya poseen sal y azúcar. La sal añadida es un potenciador del sabor, pero tiene connotaciones negativas en cuanto a la salud cardiovascular. El dulzor del azúcar hace que sea más apetecible, pero puede crear problemas metabólicos en nuestro bebé.
  3. Evitar tarritos con espesantes: almidones (ampliamente utilizado el de maíz) y harinas (como las de arroz). Son una fuente innecesaria de azúcar y su finalidad es dar consistencia a un producto con una textura semi-líquida (básicamente porque desde un punto de vista económico es más barato espesar que utilizar la materia prima que da nombre al tarrito).
  4. Evitar zumos concentrados. Aportan una cantidad ingente de calorías porque es básicamente agua con azúcar. Es una manera de enmascarar la adición de azúcar para mejorar las características sensoriales del producto. Además la combinación de zumos concentrados y espesantes (harina de arroz, almidón de arroz, arroz molido) es un truco que utiliza la industria para minimizar costes al disminuir la proporción del ingrediente en cuestión.
  5. Evitar aditivos: ¿por qué utilizar vitamina C sintética si la naturaleza nos brinda otras fuentes de este nutriente tales como el zumo de limón y otras plantas?. Además, en muchos casos la concentración de vitamina C supera los 25 mg de dosis diaria recomendada.
  6. Que el aceite sea aceite de oliva extra virgen, ya que las propiedades organolépticas y nutricionales de las aceitunas permanecen prácticamente intactas (se usa menos por la industria alimentaria en la producción de tarritos por razones económicas).
  7. Probar el tarrito antes de dárselo a tu bebé: una vez superados los puntos mencionados anteriormente, ¿crees que tiene buen sabor? ¿huele a lo que debería oler? ¿tiene una textura equilibrada? Si es así, adelante.

Cuando iniciamos el proyecto MamiSpoon se marcó como objetivo ofrecer unos productos sanos, nutritivos y de la más alta calidad, para replicar al máximo lo que una mamá/papá elaborarían en casa para su bebé.

¿Te animas a comprobarlo?